miércoles, 14 de mayo de 2008

Clarín, líder en explotación

Líder en prácticas antisindicales, que ha batallado con todos los medios a su alcance para bloquear el elemental derecho de sus trabajadores a tener delegados, el grupo Clarín quiere ahora dar otra vuelta de tuerca en su política de superexplotación y arbitrariedades, que creció sistemáticamente desde el despido de la combativa comisión interna en 2000. Al principal monopolio de medios de la Argentina, beneficiario de prebendas de todos los gobiernos, ya no le alcanza con el pago de salarios de hambre de 1.200 o 1.400 pesos que abarca a sectores enteros del diario, de Olé (con pasantes que despide todos los años) y la punto com que, además, suman una enorme cantidad de trabajadores en negro. Tampoco con otorgar aumentos unilaterales que corren de atrás a la inflación, destruyendo los salarios. O con desplazar trabajadores o “frizarlos” con la más absoluta de las arbitrariedades. Ahora pretende dar un paso más con el “armado” de una redacción única entre la punto com y el diario, es decir que los trabajadores de ambos medios trabajarían, indistintamente, para cualquiera de ellos o para los dos al mismo tiempo. Esto supone que los trabajadores deberían cubrir desde media mañana hasta el cierre, con horarios extendidos de nueve o más horas, y que sufrirían cambios drásticos por el “armado” de la “reducción matutina”. Todo por la misma plata, es decir sin el reconocimiento de las horas extras que supondría el pago del equivalente a otro sueldo, ya que las extras se cobran el doble. Es decir que a los trabajadores les estarían pagando exactamente la mitad de los que les correspondería. Pero la pretensión de la patronal no termina allí. También quiere que los redactores salgan a realizar las notas o entrevistas con camaritas para el segmento audiovisual del sitio. Es decir que la patronal del “gran diario argentino” quiere flexibilizar a fondo. Sigue siendo la tarea de los compañeros del diario y de los demás medios del grupo organizarse y elegir delegados para poner freno a los atropellos patronales.

Fuente: La Naranja de Prensa

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